El día que los medios hacían sangre (nunca mejor dicho) con la CUP por proponer que en las charlas educativas sobre menstruación se mencionen alternativas más sostenibles y económicas como la copa menstrual, recibí una llamada de la televisión pública vasca. Me proponían participar en una tertulia para debatir si esa defensa de “lo natural” estaba devolviendo a las mujeres al hogar. Les recomendé a otra compañera, pero les dije que, como usuaria de la copa menstrual, me parece un despropósito relacionar este método con la vuelta al hogar.