Cantera de luchadoras

 

En el número 38 de la calle de Casp se ha gestado, desde hace semanas, la tradicional manifestación del Dia de la Mujer Trabajadora, que ayer recorrió las calles del centro de la ciudad. La comisión que la organiza es uno de los proyectos con más trayectoria de Ca la Dona y, cada año, actúa como punto de reunión de varias generaciones de feministas, que aparcan sus diferencias para conseguir echar a la calle a miles de mujeres.

 

Para mujeres 8 Exposición en Ca la Dona, en Casp, 38, un espacio de creatividad, expresión e interrelación. JOSEP GARCÍA
 
Para Betlem Cañizar, coordinadora y socia de Ca la Dona, «este espacio es importantísimo para transmitir la experiencia de la lucha feminista de unas generaciones a otras». Y es que, si algo caracteriza a este movimiento, es su capacidad de hacer confluir a mujeres de partidos políticos, de oenegés, sindicatos y organizaciones que generalmente rehúsan trabajar juntos.

Unión en la diversidad

Así pues, a pesar de ser un espacio de referencia en toda España, Ca la Dona no es un ente homogeneo que agrupe a un mismo tipo de mujeres. «No pretendemos ser la gran casa del feminismo, sino un punto de encuentro entre las diversas formas de entenderlo. Esta unión en la diversidad es lo que nos caracteriza», explica Cañizar.

El proyecto suma ya 420 socias, que residen mayoritariamente en el área metropolitana de Barcelona, y acoge a 20 grupos de mujeres, como el Col·lectiu de Dones Juristes, la Xarxa de Dones Immigrades, el grupo Tamaia-Acció contra la Violència o el Grup de Lesbianes Feministes, entre otros.Sorprende ver en todas las actividades que se llevan a cabo en la sede –reuniones, charlas, exposiciones– a socias históricas, de edad avanzada, que todavía tienen un papel muy activo en la entidad. « Sigo necesitando un espacio para relacionarme únicamente con mujeres, no porque sea incapaz de tratar con hombres, sino porque las relaciones que se establecen entre nosotras son muy diferentes", asegura Amada Santos, que ayudó a fundar Ca la Dona hace casi 25 años.

 

Ellas consideran que los objetivos con los que nació el colectivo, crear un espacio de debate, de recursos para mujeres y de incidencia en las políticas públicas, siguen vigentes. Por ello, impulsan plataformas como la Campanya pel Dret a l’Avortament o la campaña contra la reciente visita del Papa a la ciudad.

De cara al futuro, la entidad planea su mudanza a la calle de Ripoll. «El piso se nos ha quedado pequeño. Además, no está adaptado para personas con mobilidad reducida y nos va a entrar un grupo, Dones No Estàndard, que requieren un espacio accesible. Este es el proyecto en el que se nos va más energías», asegura Betlem Cañizar.

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