El disparo que acabó con la vida del doctor George Tiller el 31 de mayo y resucitó la violencia en el debate sobre el aborto en Estados Unidos ha sellado también definitivamente uno de los pocos centros médicos donde se realizaban interrupciones de gestaciones avanzadas en el país.
La familia del malogrado doctor abortista anunció el martes que cierra las instalaciones en Wichita (Kansas) y «la relación con cualquier clínica similar». Garantizó también que protegerá «la privacidad de los historiales médicos». Aunque el líder de un grupo antiabortista ha mostrado interés por adquirir la clínica, los abogados de la familia Tiller han denunciado que se trata de «una estrategia publicitaria».
Por razones de seguridad, no hay datos públicos sobre cuántos centros hacen abortos a partir de las 21 semanas de embarazo en EEUU, pero se calcula que esas intervenciones representan un escaso 1% del total de interrupciones de gestaciones en el país.www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=620362&idseccio_PK=1021&h=