Como reses. Así serán tratadas las personas infectadas por el VIH en Suazilandia si prospera la propuesta del diputado Timothy Myeni. Este político ha sugerido que todos los ciudadanos de este pequeño estado del sur de África se hagan obligatoriamente la prueba del sida y que, aquellos que den positivo, sean marcados en las nalgas con un logo permanente que identifique que tienen la enfermedad. Sus palabras han sido recibidas con un aluvión de críticas en todo el mundo.
El objetivo de este particular ‘tatuaje’, según Myeni, es frenar la propagación del virus evitando que los individuos con VIH tengan relaciones sexuales con personas sanas. ‘Antes de acostarse con alguien, habrá que mirar a su retaguardia para saber si tiene o no el virus’, ha declarado el diputado del Parlamento en una rueda de prensa sobre medidas para contener la epidemia de sida.
Justo en estas mismas fechas, pero del pasado año, el doctor Eliot Tofa, de la Universidad de Suazilandia, hizo la misma recomendación que Myeni se ha sacado ahora de la manga. Y el rechazo provocado por la idea fue tal, que la medida no prosperó. Al igual que ocurrió entonces, las primeras reacciones a las palabras de Myeni no se han hecho esperar y han sido de rechazo total. Los activistas de la lucha contra el sida se han apresurado a señalar que este sistema ‘vulnera las leyes de derechos humanos’.
Siphiwe Hlophe, de la organización Swazi Aids, no se explica cómo un político puede proponer algo semejante. Según ha declarado a diversos medios, entre ellos a ‘The Swazi Observer’, ‘no necesitamos legisladores que piensen así. Muchos de los ciudadanos que le han votado tienen VIH y ¿cómo se lo paga él? Sugiriendo que les discriminen’.
La historia de un país devastado por el sida
Suazilandia tiene la tasa de prevalencia de VIH en población adulta más alta del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 26,1% de los ciudadanos están infectados por el virus, ante la impasibilidad del Gobierno que, a pesar de introducir medidas para controlar la epidemia, nunca se ha tomado demasiado en serio la amenaza de la enfermedad.
La esperanza de vida media en el país es de 31,3 años, 13 menos que hace una década. Un descenso del que el sida es el principal responsable. En un país con poco más de un millón de habitantes, la enfermedad ha dejado 56.000 huérfanos y mata a 10.000 adultos cada año, aproximadamente.
El primer caso de sida en Suazilandia se detectó en 1987. El Gobierno lanzó entonces el Programa Nacional del Sida, que incluía información y educación sobre el VIH y sus vías de transmisión y promocionaba los preservativos. Pero la situación empeoraba año tras año hasta que en 1999 se declaró ‘desastre nacional’ por culpa del sida.
Las autoridades han lanzado campañas para fomentar el uso de los preservativos, cambiar los comportamientos sexuales, prevenir la transmisión de madres a hijos y mejorar el diagnóstico. Sin embargo, pese a estos intentos, los condones siguen siendo impopulares entre los ciuadanos y los esfuerzos en educación han tenido muy poco efecto. Además, el estigma que rodea a la enfermedad dificulta que las iniciativas por controlarla tengan éxito, ya que por el miedo al rechazo muchos individuos prefieren no hacerse la prueba. De hecho, se calcula que tan sólo el 20% de las personas infectadas conocen su estado.www.elmundo.es/elmundosalud/2009/05/26/hepatitissida/1243335781.html