No existe una vacuna efectiva, ni siquiera un tratamiento que cure, con lo que en el sida, más que en ninguna otra enfermedad, la clave es la prevención. De ahí el continuo bombardeo de mensajes desde las autoridades sanitarias para tomar todas las medidas posibles para frenar el contagio, especialmente la protección en las relaciones sexuales. Las campañas de concienciación junto con los avances médicos en los antirretrovirales que se recetan a las personas que portan los anticuerpos, el VIH, y todavía no desarrollaron la enfermedad, provocan que la incidencia del sida en Galicia esté en el nivel más bajo de los últimos 20 años. Durante el pasado 2008 se detectaron 83 nuevos casos, muy lejos de los 360 registrados en 1996, el pico hasta ahora de la dolencia en la comunidad.
El primer positivo en la comunidad se remonta a 1984. Un único caso al que al año siguiente se añadieron ocho más. El número de nuevos enfermos no dejó de crecer hasta 1997. A partir de ahí, el freno y un descenso en picado que tuvo un antes y un después en 2005 cuando por primera vez se contabilizaron menos de 100 casos anuales, por debajo de los 50 por cada millón de habitantes, el objetivo marcado en el Plan de Saúde de Galicia 2006-2010. Desde ese caso inicial en 1984 y hasta el 31 de diciembre pasado se registraron un total de 3.766 enfermos y la Dirección Xeral de Saúde Pública de la Consellería de Sanidade tiene constancia de que casi 2.100, un 55% de los infectados, fallecieron.
En el acumulado de los casos registrados en todo el periodo, prácticamente ocho de cada diez enfermos son hombres. El 69% se enteraron de que estaban infectados entre los 25 y los 39 años. Si aumentamos el intervalo de los 20 a los 44 años el volumen se eleva hasta el 86%. Algo muy a tener en cuenta, según Sanidade. ‘La edad más frecuente en el momento del diagnóstico sigue aumentando paulatinamente, situándose actualmente en los 41 años’, señala el último informe sobre el sida en Galicia.
La práctica de riesgo más asociada a la transmisión de la enfermedad sigue siendo la habitual desde el primer caso, el uso compartido de agujas para el consumo de drogas. Representa hasta el 64% de los casos. Por detrás, las relaciones heterosexuales sin protección, un 21% de los casos. Otro 11%, mediante relaciones homosexuales. Pero la tendencia está cambiando. Con las infecciones contabilizadas a partir de 2003, las jeringuillas provocaron el 47% de los casos –ligeramente superior, un 50%, entre los hombres, y un 39% de las transmisión de la enfermedad en mujeres–, las relaciones heterosexuales alcanzan un 31% –casi la mitad de los contagios en mujeres– y un 19% mediante relaciones homosexuales (83 casos entre los 434 hombres que se registraron en este periodo).
El nuevo patrón de infecciones pone en alerta a Sanidade ante el más que previsible cambio también en el perfil del enfermo. ‘Debemos comenzar a insistir en que son estas prácticas de riesgo [las relaciones sexuales, especialmente en parejas de diferente sexo] el aspecto más importante en la transmisión de la infección’, apunta la Dirección Xeral de Saúde Pública. Porque esta tendencia puede provocar que las mujeres, ‘como en la mayor parte del mundo’, pasen a ser las más afectadas por el sida.
En ningún momento de estos últimos 24 años, la incidencia de la enfermedad en Galicia superó la media nacional y ocupa un lugar intermedio en la comparación con el resto de las comunidades españolas.www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009052400_4_330534__Galicia-incidencia-sida-Galicia-situa-nivel-bajo-ultimos